Y la vida está llena de sinuosidades, de subidas y bajadas.
El tiempo y tu mente se detienen, y estás en estado de shock.
Y tu mente despierta y recuerda. Y también avanza, esta vez sin detenerse.
Tus entrañas se hacen escuchar y sales de ese letargo que te adormece.
Siento miedo, angustia, pena, rabia.
Sientes, y a la vez dejas de sentir sin salir de tu inercia.
Sin encontrar explicaciones, ni culpables, ni una respuesta que llene esa infinidad de cuestionamientos que surgen en momentos de gran debilidad y fortaleza.
Y aún tu mente recuerda cada instante, y tus ojos se anegan,
esta vez cargados de alivio y con ansias de liberar esa tensión que llevas atrapada en medio de tu pecho.
Respiro, y me detengo, intentando desear con todas mis fuerzas que las cosas no hayan sucedido y a la vez,
respiro con la tranquilidad de que esta vez el destino tenía deparada sólo una mala pasada,
una curva sinuosa que marcará cada camino recorrido y por recorrer.