28 octubre, 2016

Luces


Salió de su casa, 
El aire la asfixiaba, su corazón estaba agobiado.
Sin rumbo y anestesiada por su dolor, corrió.
Corrió y corrió.
Sus lágrimas se acoplaron a su ritmo,
hasta detenerse en aquella esquina.
La calidez de un abrazo consoló su alma.

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