Fui a arreglar mi bici y pasé por la plaza.
Unos niños estaban recostados en el pasto.
De vuelta estaban jugando un pichanga.
Sentí nostalgia, recordé cuando era niña y jugaba en esa plaza.
Corríamos y corríamos toda la tarde.
La plaza estaba llena cada fin de semana y feriado que había.
Ahora, sólo había cuatro niños.