Ahí estaba él.
Sentado a la mesa, haciendo un dibujo de él mismo.
Ahí entró ella.
Pensando en lo que haría al salir de ese lugar.
Sólo vio su perfil, se saludaron y fue suficiente.
Su atención se centró en él.
Su energía, su esencia, su todo la envolvió,
como un espiral,
que aún no puede desentrañarse.