Se subieron a la micro riendo y saludando al chofer sùper fuerte.
Se sentaron frente a mì, pero en la fila contraria.
Al principio no los tomè en cuenta, hasta que me fijè en la forma en que hablaban.
Los ojos de uno, destellaban cuando el otro hablaba. Miraban como si estuviesen dentro de un sueño. En realidad no veìan, sentìan.
A veces se hablaban al oìdo y reìan. Y desde al frente yo sentìa las mariposas que salìan de su vientre.
Quizà sea exagerado decirlo, pero encontràrmelos fue inspirador. Y quizà yo, me enamorè del amor que ellos irradiaban.
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